Latest News
Everything thats going on at Enfold is collected here
Hey there! We are Enfold and we make really beautiful and amazing stuff.
This can be used to describe what you do, how you do it, & who you do it for.
ENTREVISTA A CLAUDE YOUNG
Entrevistas“En 2004, la escena se estaba haciendo más y más comercial. Los programadores controlaban los clubes, decidían a quién actuaba y quién no. Así que decidí regresar al underground. Soy mucho más feliz ahora”
Si quieres poner a prueba a uno de esos que presumen de conocerse al dedillo la historia del Techno, solo tienes que pronunciar su nombre: Claude Young. Si el menda no sabe quién es, menos flores, Caperucita. Porque este dj y productor que ‘Resident Advisor’ bautizó como ‘El Disidente’ por su independencia de pensamiento, forma parte de la mejor época de Detroit, cuando underground era una palabra con bastante más significado que el musical. Decepcionado de la mercantilización del asunto dejó las giras y los clubes europeos, pero nunca la música. De hecho, se pasa el día ocupado en proyectos como ‘Different World’, remezclando para gente como Octave One y grabando en solitario para sellos independientes.
¿Cómo estás, Claude, cómo estás viviendo esta crisis del coronavirus?
Estoy bien. Soy introvertido por naturaleza y paso un montón de tiempo en casa haciendo música, así que no ha habido cambios en mi rutina. Echo de menos quedar con amigos y hacer colaboraciones musicales con ellos, pero espero que el próximo año las cosas vuelvan a la normalidad. ¡Crucemos los dedos!
¿Cuál es la situación en Detroit?
Las cosas están bastante bien ahora. Durante el periodo de estallido del virus hubo un momento en que tuvimos muchos muertos. Afortunadamente, la gente empezó a tomar precauciones como llevar mascarilla, respetar la distancia social…, así que hemos ido a mejor.
Musicalmente, ¿dónde te encontramos ahora?
Disfrutando de esta fase de mi vida. Trabajo cada día en nuevos proyectos. Los últimos dos años he estado muy interesado en la composición de bandas sonoras y música para cine en general. Tuve la suerte de participar en 2018 en una película de terror independiente titulada ‘Paranoia Tapes 2: Press Play’. La verdad es que me gustaría seguir colaborando con cineastas independientes. También he estado estudiando orquestación y escritura musical con mi mejor amigo en Japón, Takasi Nakajim (grabamos juntos bajo el nombre ‘Different World’). Hemos remezclado un track de Octave One titulado ‘New Life’ y publicado un disco en el sello de Kevin Saunderson KMS Records. También hemos hecho música para el sello de Ámsterdam Area. Y en solitario también estoy publicando material en varios estilos, lo que incluye un álbum ambient que saqué con el sello japonés Fountain-Music titulado ‘Celestial Bodies’.
Da la impresión de que Claude Young ha vivido muchas vidas. La época de Detroit, cuando empezaste; la era de la explosión del interés por el techno en Europa, cuando viajabas sin parar; entonces te estableciste en Japón, luego otra vez en Detroit. ¿Cuál ha sido la mejor época?
Japón fue un tiempo increíble para mí. Fui padre allí, y creo que el nacimiento de mi hijo en Tokio fue el momento más bonito de mi vida. Me encantó también vivir en Europa. España e Irlanda fueron siempre mis lugares favoritos donde actuar.
En una entrevista que concediste a ‘Resident Advisor’ te llamaban ‘Claude Young: el Disidente’. ¿Acertaron con el ‘nick’?
Absolutamente. No he cambiado demasiado desde que era niño. Tengo un centro moral al que estoy firmemente adherido. Me gusta hacer las cosas a mi manera y nunca solo por dinero. He rechazado un montón de oportunidades que hubiesen beneficiado mi carrera, pero no me parecían adecuadas para mí o me hacían sentir que estaba abaratando mi arte. Así he sido siempre y así seré hasta el final.
Porque si algo ha caracterizado tu carrera ha sido no dejarte llevar por la corriente.
Sí. Cuando empecé en el negocio de la música trabajaba en la radio comercial, en una gran emisora de Top 40 en Detroit. Así que podría decirse que empecé en la cima. Fue un momento increíble, pero sabía que ese mundo no era para mí. Y me fui a vivir al mundo de la música underground y he sido feliz de dedicarme simplemente a lo mío; de seguir mi propio camino y tratar de ser fiel a mí mismo.
También es un rasgo tuyo muy característico el decir siempre lo que piensas, un lujo que no todo el mundo parece poder permitirse. ¿Ha perjudicado de alguna forma tu carrera?
No lo creo. Tengo una relación directa con mis amigos/fans. Y hablamos sobre cosas. Me gusta ser honesto con la gente sobre cómo veo las cosas. Y mucha gente lo aprecia. Conozco artistas que nunca dirían lo que piensan porque son parte del sistema y tienen que comportarse de una cierta forma para conservar sus privilegios. Los respeto, saben lo que quieren y van a por ello. Por mi parte, valoro mi libertad por encima de cualquier otra cosa. Así que sigo siento honesto, digo lo que me pasa por la cabeza y dejo que mi talento hable por mí.
No te cansaste del techno, pero sí de los derroteros que tomó la ‘industria’ del techno. Y te saliste de ese camino. Estoy segura de que muchos fans no acabaron de entender ese movimiento tuyo.
Alrededor de 2004 me sentía muy infeliz por lo que le estaba pasando a la escena y decidí que no quería formar parte de ello más tiempo. Estaba haciendo un montón de pasta, pero no estaba contento con los eventos donde actuaba. Tampoco me gustaba la sensación de que me estuviesen programando en shows porque conocían mi nombre, pero no mi música ni mi estilo. Todo indicaba que la escena se estaba haciendo más y más comercial. Los programadores controlaban los clubes, decidían a quién se invitaba a actuar y a quién no. Personalmente me parecía infantil, yo no tenía amistad con ninguna de esas personas, ni estaba interesado en cultivar relaciones con ellas, así que decidí convertirme en ‘no válido’ para los programadores y regresar al underground. Soy mucho más feliz ahora. Fundamentalmente actúo en Estados Unidos y Canadá y estoy disfrutando de hacerlo para audiencias que nunca iban a verme cuando vivía en Europa. La mayor parte son eventos pequeños y muy alternativos. Desde que empecé a hacer esto, mi pasión regresó y no he parado de trabajar.
Pese a tu ‘retirada’ tu nombre seguirá siempre en la historia del techno de Detroit. La pregunta es: ¿existió realmente un momento idílico en el Detroit de los 90 o en Europa lo hemos mitificado?
Detroit es un sitio muy especial, personalmente me resulta muy inspiradora. Es una ciudad de clase trabajadora. El hogar del Automóvil y de la Motown, entre otras cosas. Los 80 y los 90 fueron realmente especiales allí, y aún hoy está inundada de increíble talento artístico. Hay algo mágico en su energía. Aunque lo mismo puede decirse sobre mi ciudad española favorita, Madrid. En los 90 había una vibración increíble en España y encontré un montón de energía positiva por el solo hecho de andar por allí, hablar con la gente, ir al cine, cenar con amigos… La verdad es que los que van desde principios de los 90 hasta 2004 fueron años estupendos para estar involucrado en la escena electrónica en todo el mundo, no sólo en Detroit.
Dice Dj Rush que tuvo que dejar Chicago para ser valorado, porque allí se lo consideraba un ‘artista local’. ¿Te ocurrió algo similar?
Totalmente, es una situación típica para los artistas electrónicos americanos, especialmente los artistas negros. De alguna forma, reproduce en espejo la historia del Jazz. Siempre pienso que el Techno y el Jazz son parientes. América, como la mayor parte de la gente ha podido ver recientemente, tiene aún algunos asuntos que necesita resolver antes de que pueda empezar a apreciar el talento que se esconde dentro de sus propias fronteras. No es realmente un país maduro en materia artística.
Tú crees, y has publicado recientemente en un post de Instagram, que el dj, como artista, tiene una responsabilidad social y debe defender la justicia. ¿Cómo valoras las reacciones del mundo de la música en el movimiento de respuesta al racismo desencadenado tras el asesinato de George Floyd?
Creo que la reacción ha sido pobre, pero no inesperada. Un montón de gente en nuestra comunidad, especialmente artistas mayores, no quiere hacer nada que ponga en riesgo su estilo de vida, ni siquiera si se trata de hablar alto y hacer lo correcto. Por mi parte, Underground Resistance fue una enorme influencia para mí como artista joven y me enorgullece decir que Mike [Banks] y Jeff [Mills] eran amigos míos. Y tuvieron una enorme influencia en mi filosofía. Se necesitan coraje y convicciones para andar ese camino.
¿Tienes entonces alguna esperanza en que el actual movimiento antirracista logre cambios en Estados Unidos?
¡Sí, definitivamente! Hay algo en este momento que se siente diferente y muy especial, ha movilizado a un montón de gente joven y multirracial, algo que solo vimos en el movimiento por los derechos civiles del pasado. Las cosas van a cambiar para mejor, lo puedes sentir en el aire.
Vuelvo al pasado. Cuando te cansaste de la situación (has dicho en alguna entrevista que los clubes empezaron a exigir sólo Hard Techno, más y más ‘hard’, y que te cansaste de eso y también de viajar), te fuiste a Japón, a Tokio. Y parece que Japón fue una gran desilusión para ti. ¿Qué expectativas tenías y qué no marchó bien?
Antes de nada tengo que decir que el periodo de Japón fue increíble, me encanta el país y además es el hogar de mi hijo Tatsuo (creo que allí tiene posibilidades de una vida mejor que en Estados Unidos). Mi gran decepción allí vino al darme cuenta de lo ‘fluida’ que es su escena de baile. Con la excepción de algunos clubes de calidad, todo está basado en tendencias y modas. Y esas cosas cambian a la velocidad del rayo. Irónicamente, eso sólo ocurría en la escena clubbing. Cualquier otra forma artística es más orgánica y honesta. Pero estoy agradecido a los nueve años que paseé en Japón. Siempre tendré una conexión con ese país.
¿Qué fue lo mejor que te pasó allí?
Aparte del nacimiento de mi hijo, encontrar a un amigo como Takasi Nakajima y nuestro trabajo como Different World. Hay algo verdaderamente especial cuando trabajamos juntos y así ha sido desde que nos conocimos. A veces en la vida conoces a alguien con quien conectas desde un nivel espiritual. Takasi y yo tenemos ese tipo de relación, hermanos gemelos de madres diferentes.
¿Qué derroteros está siguiendo Different World?
Ahora trabajamos en nuevo material y una vez que acabe la situación del coronavirus planeamos volver juntos de gira. Somos hermanos, siempre lo seremos y Different World es algo que planeamos mantener el resto de nuestras vidas.
Soy muy fan de tu tema ‘Fukiu Morning’ que mezcla inconfundible sonido de Detroit con ecos japoneses.
Ese tema es muy especial para mí. Justo nos habíamos mudado a la ciudad de Fukui para escapar del peligro tras el gran terremoto y el accidente nuclear de Fukushima. Era una mañana preciosa, mi hijo y mi mujer estaban durmiendo y yo me levanté y escribí la música mientras veía nevar desde la ventana del apartamento. He escrito muchos temas como ese, música que la mayor parte de la gente no ha escuchado. Son tracks que comparto con mi círculo de amigos o que he licenciado en pequeños sellos independientes.
¿Algo de lo que sucede en el mundo de la música hoy te interesa especialmente?
Siempre estoy escuchando a nuevos artistas, viendo lo que hacen los djs que me parecen interesantes, y me mantengo en contacto con mis viejos amigos que aún siguen activos en la escena europea. Hace unos días estuve hablando con Surgeon y también he reconectado con Óscar [Mulero] y el equipo de Pole Group. Todavía me gusta su música y la llevo cuando voy de gira.
Te has descrito a ti mismo como un ‘friki del horror y la ciencia ficción de por vida’, así que permíteme esta pregunta: ¿en qué mundo soñado pasarías tus vacaciones de verano?
Me encantaría veranear en Marte. Parece un lugar guay para visitar.
Y ya que también estás familiarizado con los viajes al futuro, tal vez puedas responder a una cuestión fundamental: ¿ganará Trump las siguientes elecciones presidenciales?
No creo que Trump vaya a ser reelegido. Tengo fe en nuestra gente.
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi
Claude Young and Takasi Nakajima (Different World) ° 25 04 13 from studio r° 2nd on Vimeo.
ENTREVISTA A FRANKYEFFE
Entrevistas“Ver al público bailando, saltando y desatándose me emociona más que cualquier otra cosa en esta vida”
El día 20 de julio publica nuevo single, el segundo en lo que va de verano, esta vez un remix del clásico ‘Thank God It´s Friday’, vía Riot Recordings, su propio sello. Porque el romano Frankyeffe, o lo que es lo mismo, Francesco Fava, es un no parar de hombre, y frente al cierre de clubes y festivales, ha puesto su estudio, no ya a la velocidad de la luz, sino más bien a lo que en la mítica ‘Spaceballs’ llamarían “velocidad absurda”, vamos, a toda leche. ‘Skin’, su reciente colaboración con la dj y vocalista Bruna, da la medida de su sonido: un techno de base impenetrable que, con una planeadora capa de tremenda síntesis ácida, aspira a estar entre los clásicos.
¿Cuántos de tus planes ha destrozado la crisis del coronavirus?
Muchos. Tenía bastantes fechas para terminar la temporada de invierno y algunos festivales ya cerrados para el verano, pero como cualquier otro, tuve que echar el cierre. Recuerdo que las primeras noticias sobre cierres de clubes me hicieron sentir fatal. Ahora no veo el momento de volver.
¿Qué partido le has sacado a este tiempo ‘muerto’?
He trabajado mucho en el estudio, así que he producido bastantes temas que estarán listos para publicarse justo después del verano y otros que estoy lanzando ahora. Me he centrado mucho en mi sello Riot Recordings y también he desarrollado proyectos paralelos con un sonido diferente al habitual en mí. También me he dedicado a mi casa, a mi familia y a cocinar.
Hace nada has publicado ‘Skin’, un tema con la colaboración vocal de Bruna. ¿Cómo surgió trabajar con ella?
Oí su voz en un tema y me gustó el tono, era justo lo que andaba buscando entonces. Tenía ya un boceto del proyecto en el que estaba trabajando y sentí que ahí faltaba una voz, así que le pregunté a Bruna si podía interesarle. Así nació ‘Skin’.
¿Qué tiene el techno de hoy que no tuviera el de hace 10 o 20 años?
De lo que no hay duda es de que lo que ha mejorado mucho es la calidad de sonido en la mezcla y el mastering gracias a la tecnología. Por otra parte, el techno es un género en constante desarrollo. El sonido de hace 10 o 20 años era excepcional, tan innovador… Ahora tal vez es más difícil hacer algo que suene novedoso, porque el mercado está bastante saturado, pero soy de los que creen que uno debe ser siempre original al producir.
¿Hay algún dj de esos tiempos míticos del techno al que admires especialmente?
Me vienen muchos nombres a la cabeza. Detroit al completo, por ejemplo, pero también los djs que contribuyeron a los primeros pasos del techno alemán. Difícil quedarme con un solo nombre, porque cada uno de ellos me ha dado algo que ha configurado lo que soy ahora. Puedo decir no obstante que hace poco trabajé con uno de los principales exponentes del techno-trance alemán, Oliver Lieb.
Construirse una ‘leyenda’ debe de ser mucho más difícil hoy que entonces: mucha más competencia, ningún fenómeno rompedor, más dinero pero menos sorpresa… ¿La escena se ha convertido en algo mucho más funcional y menos emocional que entonces?
Tal vez hay mucho espectáculo en los platos y, a veces, poca sustancia. Con el advenimiento de las redes sociales, lo importante es hacer cosas que atraigan la atención de las personas y la música ha pasado a un segundo plano. Hay mucha competencia, muchos productores y todos los días se publican toneladas de temas, pero, en mi opinión, quien trabaja con calidad siempre acaba ganando. Si la haces con amor, pasión y seriedad, la música te llevará lejos.
¿Qué te hace diferente a ti? ¿Qué tienes tú que los otros no tengan?
Difícil cuestión, porque no me gusta compararme. Puedo decir que soy alguien que invierte muchas horas en el estudio, que tengo muchas ideas y que he convertido esta pasión en mi trabajo. Me levanto temprano y paro de currar a la hora de la cena. Creo que no cambié cuando me fue mejor y que siempre he respetado a todo el mundo y su trabajo.
Hablando de respetar, Dave Clarke me dijo hace poco en una entrevista que ‘respect’ era aún la palabra más importante en el diccionario de la música electrónica, pero que desafortunadamente muchas personas han perdido ese diccionario. ¿Coincides?
‘Respect’ es la palabra más importante en el diccionario de mi vida. Totalmente de acuerdo con Dave. ‘Respetar’ a algunos payasos que hacen de dj te hace perder la estima por esta profesión, pero djs como Dave te la devuelven, jajaja.
Aparte de un productor muy prolífico, eres un dj muy activo. Cuando se cumplen 10 años desde que empezaste tu carrera, ¿tiene aún la noche secretos para ti?
La noche está llena de ellos. Es otro mundo, ves cosas que nunca podrías ver de día. El encanto de la libertad nocturna es algo único. Personalmente, la noche me ha hecho comprender un montón de cosas, y me ha enseñado también muchas para vivir el día.
¿La fiesta no se ha merendado el interés por la música?
Depende de la audiencia y de la situación. He actuado en fiestas donde la gente está atenta a lo que el dj propone y te demuestra su interés. Es verdad que en otras la gente esté más concentrada en descorchar la botella más cara. Odio esas cosas.
¿Tienes un público favorito? ¿Dónde hay más entusiasmo por el techno en 2020?
Todos los públicos tienen su encanto, cambia de país en país, diría que de club en club. Me encanta el público que disfruta bailando, saltando, desatándose. Ver eso te emociona más de lo que pueda hacer cualquier otra cosa en la vida.
Supongo que has visto en televisión esas imágenes de clubes donde el dj hace un set para gente sentada sobre sillas colocadas en el escenario, guardando la preceptiva distancia de seguridad… ¿Considerarías la posibilidad de hacer algo así si el coronavirus nos lo sigue poniendo crudo?
Cuando era muy joven solía hacer sets en cócteles y cosas así. Volver a ese periodo y ese rollo sería una pesadilla. ¡Quiero ver gente bailando, no personas que hacen cualquier otra cosa o ni siguiera escuchan lo que estás poniendo!
Y hablando de pesadillas… ¿alguna reciente que puedas compartir?
Unos ladrones entraban en mi casa y me robaban todo el equipo, los ordenadores y los discos duros con todos mis proyectos.
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi
ENTREVISTA A PUBLIC MEMORY
Cultura, Entrevistas“Eso del ‘artista torturado’ es una estupidez”
Robert Toher no es underground. Es el underground. Con su proyecto Public Memory, recién publicado cuarto trabajo y a las puertas del quinto este mismo año, el neoyorquino le ha devuelto a la electrónica oscura una honesta suciedad que necesitaba un género que a veces peca de exceso de pulcritud. Public Memory te puede sonar a tal o recordarte a cual, sí, pero es él mismo con un vigor y una honestidad que vamos vamos. Antes de acceder a esta entrevista, Toher puso condiciones y esgrimió razones. Solo hablaríamos de música. Y solo de música hablamos. Aquí, el resultado.
Este año has lanzado tu cuarto trabajo, ‘Illusion of Choice’, un disco de tres temas, lo mismo que el anterior, ‘Veil of Counsel’. ¿Tiene alguna relevancia la elección de este formato?
En mi opinión, la música se lanza aún hoy en un formato anticuado, LP/EP… Creo que eso debería cambiar. Un EP es solo una forma de lanzar una pequeña cantidad de pistas que no encajaban en ningún otro lado. Si por mí fuera, lanzaría algo que tiene una longitud entre LP y EP, y lo haría un poco más frecuentemente. Tal vez 20-25 minutos, álbumes de cinco o seis canciones. Dos veces al año. El problema durante un tiempo fue que era difícil lograr que la prensa se tomara las cosas en serio a menos que fuera oficialmente un ‘LP’, con su consabida extensión. Pero ahora mismo creo que la prensa importa mucho menos de lo que solía. Al final, la percepción de que solo un ‘LP’ merece una atención significativa se desvanecerá. No me malinterpretes: me encanta escuchar álbumes como una experiencia completa. Pero la idea de que o haces algo más largo de 35/40 minutos o tendrá menos importancia es una tontería.
Los tres temas que componen tu nuevo disco: ¿por qué ellos y no otros?
Son canciones para las que no tenía un hogar. El track de apertura, ‘Ledge Of Ash’, es de cuando grabé mi primer álbum ‘Wuthering Drum’ (entre 2014 y 2015). No encajaba en aquel álbum y no he encontrado un sitio apropiado donde incluirlo hasta ahora. Los otros dos temas son más actuales, pero yo sabía que no quería que estuviesen en mi próximo LP (que saldrá este año). Puedes tener canciones que te gustan pero que a veces no funcionan con las otras, y en el caso del nuevo LP yo tenía claro que quería empezar desde cero y usar un equipo y una aproximación diferentes. Así que tenía todo el sentido publicarlas por separado.
Un elemento central en tu música ha sido siempre la fragilidad. Transmitida por tu voz y por muchos elementos del segundo plano. Ahora sin embargo se percibe más energía, todo está delante, la voz, la percusión, más cuerdas, todo está más definido. ¿Son alucinaciones de una periodista o reconoces este proceso de ‘ganancia energética’ en tu música?
Estoy de acuerdo con que la fragilidad es un elemento importante en mi música. Respecto a lo de la energía, no lo veo claro. Tengo la impresión de que mi segundo LP, ‘Demolition’, estaba mucho más lleno de sonido, movimiento, textura, acción… El primero es mucho más minimal. El próximo tendrá una energía diferente a los dos primeros. Creo que las cosas tienen que evolucionar sin parar. Cómo expresas la energía es algo que cambia de álbum a álbum… que es lo que creo que tiene que suceder.
Leo en una entrevista realizada tras la publicación de ‘Wuthering Drum’ que creaste el sonido de Public Memory muy minuciosamente, minimizando la paleta de sonidos, evitando influencias externas… Estabas muy preocupado en diseñar un sonido propio. ¿Es algo aún prioritario para ti?
Es importante tener mi propia voz y creo que la he desarrollado con el paso del tiempo. Ahora no trato de encontrar un sonido muy diferente, pero sigo desafiándome a mí mismo, así que aprieto las tuercas un poco más. A veces estoy trabajando en un tema y se hace evidente que no será para Public Memory. No es que exista una receta para una canción de PM, pero definitivamente sé cuándo algo NO lo es. Quiero ser fiel a mi sonido, pero también tengo que evolucionar. Así que trato de abordar las cosas de manera diferente y ver hacia dónde conducen. Puedo llevar las cosas bastante lejos en algún momento: hacer un álbum sin instrumentos electrónicos: ¿cómo sonaría eso? O tal vez haga algo que esté más basado en piano / voz / ambiente, o un álbum que se centre principalmente en la percusión…
La mayor parte de las veces no creo en las influencias. Creo que uno hace la música que le sale, y entonces se parecerá más o menos a la que han hecho otros artistas. ¿Hasta qué punto ejerces control sobre lo que creas?
No estoy seguro de que haya una respuesta sólida a esta pregunta. Creo que con todo el arte, si es sincero, las cosas simplemente salen. Si es forzado, imprime una especie de falta de autenticidad en el trabajo. Tal vez sea de forma sutil, pero se puede ver que está muy influenciado por una cosa u otra, o que es simplemente pastiche… En mi caso, tengo que trabajar con mucha libertad, al principio de manera muy abierta. Me gusta dejar que las cosas salgan de forma natural y afinar más adelante. Ahí es donde ejercito el control, la parte más difícil, en realidad. Es necesario revisar, ajustar, pulir, pero es un equilibrio delicado. Si lo trabajas demasiado, el tema se sobrecargará. Demasiado denso, demasiado lleno de ideas diferentes; perderás el hilo. Así que después de un montón de exploración, improvisación, experimentación y tocar mucha música, cuando llega el momento de transformar eso en una canción, existe el peligro de ir demasiado lejos…
¿Cómo es tu relación con el proceso creativo?
Muchos artistas tienden a romantizar sus procesos, para mí, honestamente, no es nada romántico. No se parece en nada a un trance ni a un ritual. Es definitivamente caótico, un lío gigantesco de ideas y notas hasta que en algún momento todo se une. Pero no por arte de magia, o de repente. Se une por la cantidad de trabajo y prueba-error, revisión y ajuste. No pretendo sonar aquí como un artista torturado. De hecho, esa imagen me produce escalofríos. Solo digo que la idea de un músico que vive en un mundo de inspiración mágica, o un torbellino de creatividad, subyugado por el proceso de hacer su propio arte, no es para nada lo mío. Para mí solo se trata de ir a trabajar.
Todo en tu música parece muy medido, incluso cuando es ‘imperfecto’, como en ‘Red Rainbow’, con esa percusión de fondo que es realmente un glitch. ¿Cómo desarrollas instrumentalmente los temas?
Casi siempre empiezo con la percusión. Entonces los elementos graves y después lo demás, sea una idea vocal, otros sintes, elementos percusivos, guitarra… Pero para mí la percusión es lo primero.
¿La creación debe ser ‘verdad’? ¿Tu música eres tú?
No creo que el arte sea siempre, todo el tiempo, ‘uno mismo’. Quiero decir, para algunos probablemente sí. Pero para la mayor parte de la gente, ni siquiera una parte del trabajo es acerca de sí misma. Sería absolutamente agotador y también un poco tonto. Si cada una de mis canciones tratase de una experiencia que he vivido o sobre relaciones que he tenido, sería demasiado para mí. Creo que pongo un montón de experiencias vividas, sueños, recuerdos, imaginación en mi música y mis letras –así que en ese sentido es muy yo–, pero no es el equivalente a un diario personal de experiencias o una representación directa de quién soy personalmente.
¿El sufrimiento va implícito en la creación? ¿Hay masoquismo en el proceso?
No creo que el tipo de ‘sufrimiento’ del que la gente habla sea realmente lo mismo que yo experimento. Si hay algo, es más catarsis que sufrimiento. Para mí, el sufrimiento es tratar de obtener una toma vocal por décima vez y sentirme frustrado porque no logro que mi voz haga lo que quiero. Ese tipo de cosas. Partes del proceso que son tediosas: ese es el ‘sufrimiento’ para mí. El resto es catarsis y sienta bien.
Como decía antes, eso del ‘artista torturado’ es una estupidez. Por supuesto, depende del tipo de arte que uno haga y el propósito tras él. Si tu arte involucra, digamos, justicia social, y/o si es un proceso de curación de cosas que te han sucedido o que le han ocurrido a otros, por supuesto, pero ese no es el tipo de sufrimiento del que estoy hablando. Con lo que tengo problemas es con esa imagen de genio afligido que piensa demasiado bien de sí mismo o de su arte cuando en realidad es solo un cantante grosero de una banda de rock, o una persona que hace pinturas de salpicaduras en su ático caro. Ok, no hay nada malo con el rock o con pintar lo que quieras. Simplemente no te tomes tan en serio que te coloques en un pedestal imaginado donde de alguna manera tú o tu trabajo sois más importantes que cualquier otra persona o su trabajo. Dicho esto, cada cual hace su camino. He hecho mucho mal arte –y mucho mientras me tomaba a mí mismo demasiado en serio-, así que definitivamente entiendo y reconozco que las personas crecen y cambian. Aun así, no hay precisamente escasez de gilipolleces pretenciosas en el mundo del arte, y prefiero bloquearlas.
He leído que al componer las voces primero buscas la musicalidad y después las palabras.
Sí. Encuentro melodías y las sílabas son lo primero que llega, como una respuesta a la música. Después encuentro las palabras. Para mí es una forma más sencilla y natural de trabajar. Soy incapaz de imaginarme escribiendo un puñado de versos y creando música para que encajen. Sin embargo, sí que tengo una lista larga de palabras y frases/pensamientos que me ayuda a generar ideas o títulos de canciones, etc.
Este es tu tercer proyecto musical, los previos fueron en compañía [Eraas y Apse]. A la hora de crear, ¿mejor solo que acompañado?
Disfruto ambas cosas. Ahora mismo prefiero hacer material por mi cuenta y lo más probable es que Public Memory sea siempre mi proyecto en solitario, pero tal vez vuelva a hacer proyectos colaborativos.
En la era de lo textual, el misterio es un activo raro que tú escenificas y gestionas, no solo a través de la música, sino también de elementos visuales, fotos, portadas de álbumes…
Es importante asegurar que tu representación visual está en línea con tu estética, tu gusto, tu proyecto. Y hasta ahí. No intento ser ‘misterioso’, como mucha gente parece pensar. Simplemente no comparto demasiado sobre mi vida personal en redes sociales. Muchas bandas, algunas de ellas con muchos seguidores, las usan para publicar cosas como los macarrones que cenaron… o un sombrero estúpido que se han comprado. Todo por esa pequeña avalancha de dopamina. Oye, las personas pueden publicar lo que les dé la gana, por supuesto. Simplemente yo no estoy interesado en compartir este tipo de cosas. Además, este proyecto nunca ha sido sobre mi cara o mi cuerpo o mi aspecto. Tengo poquísimas fotos de prensa. Por cierto, es una locura lo ridículos que son la mayor parte de los medios cuando te piden “una foto donde se te vea claramente la cara”. Lo piden así constantemente. Uno pensaría que las publicaciones que se dedican a materias artísticas tendrían que entender que tus fotos no tienen por qué ser las que publicaría una revista como ‘People’ o un influencer en su perfil de Instagram. Pero yo ya no discuto. Si no quieren usar las fotos que yo considero que me representan mejor y por eso no escriben sobre mi proyecto, no me importa.
En el vídeo de ‘Lunar’ usas imágenes de ‘Un perro andaluz’, de Luis Buñuel. ¿Te interesa el trabajo de los surrealistas?
No es un vídeo oficial. Es de un fan. No tengo un solo vídeo de mis temas. Los pintores surrealistas (y no solo Salvador Dalí) me interesaron mucho en el instituto. Ya no tanto. Ahora me gusta mucho más el surrealismo en el cine, la música y la escritura.
Has dicho de ti que eres una persona nostálgica. Me gustaría saber si eso tiene su representación en términos musicales.
Sí, claro. La música para mí está muy orientada a los recuerdos y también es muy visual. Trato de crear música que procure ese efecto, esperemos que al menos para algunos…
¿Cuáles son tus intereses en música y arte?
Crecí con un gran interés en las artes visuales y de hecho fui a la escuela de arte. También tocaba en bandas punk y experimentales en la escuela secundaria y la universidad, pero lo visual era mi principal interés en aquel momento y donde tenía más talento, diría. Pero la música finalmente se volvió más interesante, un terreno con mucha más profundidad que explorar. No enumeraré artistas o cineastas, pero por supuesto me gusta todo lo que me conmueve, me dice algo sobre mi vida o la de los demás de una manera convincente y/o sincera y/o profunda. Me gustan las imágenes de ensueños, de trasfondo mágico, las que usan la naturaleza y la luz de una manera sutil que transmite emociones intensas. Y en lo que respecta a la música, me encanta el ambient, como Stars of The Lid. Me gusta la música clásica, también la moderna clásica, y los lugares donde esas formas interseccionan con el ambient. Últimamente me va mucho el vaporwave y la forma en que confluye con la nostalgia, el consumerismo/capitalismo y la cultura. También soy un inmenso fan del dub. Me refiero al viejo y bueno. Disfruto otras muchas formas de música, por supuesto, pero estas son las que más me vienen a la cabeza ahora.
No he tenido la suerte de verte actuar en directo (solo en YouTube, y lo que he encontrado no me ha parecido significativo). Escuchando tus discos me imagino a una persona que parece sufrir sobre el escenario, como Thom Yorke o Beth Gibbons. ¿Cómo vives la experiencia de los directos, es importante para ti?
Por desgracia no tengo ningún vídeo bueno. Algunos antiguos y bastante vergonzantes u otros con un audio horrible. En algún momento haré un live en streaming, cuando tenga control sobre el mix de audio. Hice una improvisación recientemente que está en mi canal de YouTube. Habrá más de ese tipo, pero haciendo canciones mías reales. Es muy fácil que la improvisación se vuelva aburrida si todo no está bien preparado. Al menos, para el tipo de música que hago yo. Sí que me siento muy influido por los dos artistas que has mencionado, pero no sufro en el escenario. Eso sí, tengo mucha energía nerviosa tanto dentro como fuera del escenario, así que eso acaba saliendo… Sería una pena estar ahí sin hacer nada. Aunque por otra parte Beth Gibbons no se mueve mucho en el escenario y aún así es tan poderosa…
¿Dejarás la música alguna vez?
¿Cómo saberlo? ¡Ja! Puede que sí, puede que no. De momento no está en mis planes. Aunque, si hablamos de actuar en directo, no me gusta demasiado hacerlo. ¿Que por qué? Porque toda esa cultura de los shows y la noche ya no son para mí. Pero más importante, porque permitirse una buena banda es difícil. En un plano ideal yo estaría creando material para que lo tocasen entre cinco y siete personas en un set de directo. Pero es prácticamente imposible afrontar ese gasto de viajes y pagarle a la gente. Puede que en el futuro, si mi proyecto se hace mucho más popular, cosa que dudo.
Y la última: visto lo visto, ¿me concederás otra entrevista dentro de unos cuantos años, o no quieres volver a saber de mí en la vida?
¡Por supuesto que sí!
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi
ENTREVISTA A KEIICHIRO SHIBUYA
Cultura, Entrevistas“Creo que puedo crear emociones que los humanos no han sentido nunca antes a través de mi trabajo creativo con robots androides”
Hace un par de años tuve la inmensa suerte de ver un raro espectáculo en Matadero Madrid, ‘THE END’, que se vendía como “la primera ópera vocaloid”. Y en efecto, la ópera en cuestión estaba protagonizada por un personaje de dibujo animado creado digitalmente, la ídolo de masas Hatsune Miku, cuya alma es un software de voz desarrollado por la firma Crypton Future Media. El espectáculo, con una puesta en escena a base de pantallas superpuestas y cubriendo todos los planos de la escena, era una reflexión sobre la muerte desde la perspectiva de un ser creado por la tecnología. Insólito, bello y muy perturbador, todavía es posible encontrarlo en YouTube (lo recomiendo encarecidamente). Hablamos con su creador, el músico y compositor Keiichiro Shibuya, un hombre que nunca parece mirar atrás, así que ya navega otros mares futuristas: en concreto, óperas dirigidas por androides.
Quedé absolutamente anonadada con ‘The End’. ¿No existe posibilidad de continuación?
No
Una pena. Después de ese espectáculo, tu energía creativa se ha focalizado en varios proyectos que tienen en común el uso de androides. ¿Qué te llevó hasta ahí?
La Vocaloid Opera ‘THE END’ y la Android Opera ‘Scary Beauty’ tienen una cosa en común: ambas usan la ópera como formato. La ópera es una forma artística típica de Occidente y que es antropocéntrica, con grandes cantantes, directores e intérpretes que celebran mediante el canto el amor y la muerte de la gente. Si yo fuera a hacer eso a la japonesa, preferiría desplazar el punto de vista, apartarlo del ser humano, dejar un hueco en el núcleo. El centro de la ópera en ‘THE END’ es Hatsune Miku, un conjunto de música y visuales creados por ordenador. Por su parte, ‘Scary Beauty’ es una ópera donde tenemos a un androide con inteligencia artificial que actúa como cantante y director de orquesta. Y es una orquesta formada por seres humanos la que tiene que seguirle –lo que expone las relaciones entre las personas y la tecnología en la sociedad–. Creo que la crítica al enfoque humanocéntrico está más clara en ‘Scary Beauty’ que en ‘THE END’.
Es difícil, desde el punto de vista del espectador, confiar en la autonomía del androide. Para todos aquellos que no somos expertos en la materia: ¿cuánto de verdad hay en un androide que dirige una orquesta?
Un androide tiene múltiples programas funcionando al mismo tiempo cuando está dirigiendo una orquesta. Uno de los principales es ‘ALIFE engine’, creado por un profesor de ALIFE de la Universidad de Tokio [Takashi Ikegami, que ha colaborado con Keiichiro durante 15 años] que proporciona autonomía de movimiento al androide. Otro importante es el programa que permite al androide rastrear la música. Pero es este quien determina por sí mismo en qué proporción usar ambos programas.
¿Cómo se trabaja con un robot? ¿Qué significa para un creador?
En esto se basa lo que podemos hacer con los androides: hay algunas cosas que los humanos directamente no podemos hacer. Y otras que sí, otras que requieren más tiempo y esfuerzo. Se avance por un camino o por el otro, los trabajos salidos de la colaboración de humanos y tecnología configuran un nuevo tipo de experiencia emocional. Creo que puedo crear emociones que los humanos nunca han sentido antes a través de mi trabajo creativo con robots androides.
En agosto estrenarás Super Angels, una ópera con niños y un androide. ¿De qué va esto?
Androides y niños es una combinación improbable para una ópera normal. Esta trata de ser una ópera contemporánea que se extiende sobre el formato común de cantantes y orquesta.
Y, más allá, ¿qué otros proyectos tienes en mente?
Uno titulado ‘Heavy Requiem’, que es una colaboración con un monje cantante budista japonés. Lo estrené el año pasado en Ars Electronica y el año que viene me gustaría hacer un tour internacional con él.
¿Estás solo en esta tendencia de investigación? ¿Qué cosas interesantes están sucediendo que impliquen creación y robótica, IA…?
Yo únicamente estoy concentrado en lo que hago, no se me ocurre nada específico que destacar.
Lo confieso, estoy absolutamente enamorada de Japón. Y volveré en cuanto pueda. ¿Qué no debería perderme bajo ninguna circunstancia?
Asumo que no hay una gran diferencia entre las de Japón y otros países, especialmente tras el coronavirus.
Cuestión inevitable: ¿cómo ha afectado a ti y a tus proyectos la crisis del coronavirus?
Como en todas partes, casi todos los espectáculos se han pospuesto al año que viene. Sin embargo, este periodo en casa me ha hecho focalizarme tanto en producir, que ha sido bueno para mí. Tanto, que nunca querría volver a como estaba antes del coronavirus.
En cualquier caso, te agradecería alguna pista para seducir la inteligencia de un hombre japonés. ¿O sería mejor que lo intentara con un androide?
Los hombres japoneses son en general muy indecisos, por lo que creo que sería mejor para ti que tomes tú todas las decisiones. Pese a todo, sería más fácil seducir a un humano que a un androide [risas].
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi
ENTREVISTA A LE PARODY
Entrevistas“Al principio, la creación me hacía sufrir mucho. Era un sufrimiento extremo”
De su último disco, el autoeditado ‘Porvenir’, la crítica musical que aún sobrevive apostó que podía ser el mejor álbum del año. Y es que es soberbio. Lo que hace Sole Parody es un trabajo de una compleja originalidad, donde constantemente pone a prueba la mezcla de electrónica exquisita y voces enraizadas en el folclore. Ella ha logrado que semejante matrimonio funcione y emocione, te guste o no la música de raíz. Hablamos con esta artista total, que también es fotógrafa y por supuesto poeta, sobre producción y procesos creativos (felicidad y dolor incluidos).
Lo primero: ¿cómo estás? ¿Dónde te pilló el ‘estallido’ y cómo has llevado el confinamiento? ¿Ha sido inspirador o desesperante?
Me pilló en casa, en Madrid. El confinamiento ha tenido de todo, pero en general ha sido un viajazo interior… He estado bastante improductiva, en el mejor sentido. Parálisis por fuera y gran movimiento por dentro. Supongo que entre inspirador o desesperante, inspirador, pero una inspiración con delay, que probablemente note más adelante.
Tu último disco es de 2019, ‘Porvenir’, justo hace un año. ¿Estabas trabajando en nuevo material? ¿Hay disco de Le Parody a la vista?
¡Qué va! Yo soy muy lenta para sacar algo nuevo. Y siento que ‘Porvenir’ apenas acababa de nacer. Normalmente espero a haber aprendido nuevas cosas (a nivel musical y de producción) y a tener algo nuevo que contar, para ponerme a hacer algo. No me gusta repetir fórmulas, me aburriría.
Me intriga tu forma de trabajar. ¿Trabajas sola? ¿Produces, mezclas…?
Trabajo sola pero con muchas colaboraciones, y en la mezcla final hasta ahora siempre he sacado el trabajo a algún otro ingeniero o productor, porque hacer un disco me supone pasar muchísimas horas, semanas, incluso meses escuchando lo mismo, y creo que el oído al final se envicia y que es bueno que oídos externos den el último toque. Aunque quizás sea algo que cambie en el futuro y acabe por encargarme yo de la mezcla también, ahora que voy cogiendo experiencia en producción. También me gusta ir mostrando el trabajo a amigos y músicos conocidos cuando aún está a medio hacer. Cuantos más puntos de vista, mejor.
En ‘Porvenir’ hay una propuesta electrónica muy avanzada, pero la parte que es música ‘de raíz’ está perfectamente delimitada. Es como si estuviese dentro de una burbuja, y todo lo demás lo envolviese suavemente, sin ‘perturbarla’. ¿Cómo haces ese trabajo?
La verdad es que es un proceso que tengo tan naturalizado que me resulta difícil de explicar. En general empiezo por la electrónica, pero enseguida se me vienen melodías a la memoria… Y en mi memoria hay mucho folclore, supongo. Me gusta la definición que haces de la burbuja, porque yo creo que el juego es precisamente no tratar de fusionar nada. Casi toda la carga de la electrónica está en la base musical, y casi todo lo popular o folclórico en la voz, luego cada parte se contamina un poco de la otra, claro: la voz queda encajada en la rejilla rígida del beat, y la melodía a la que tienden las bases se hace un poco pop… Pero no sabría decirte el mecanismo exacto. Voy tocando, voy probando, y donde creo que suena bien, paro.
¿Cómo llegaste a esta conjunción? Tengo la impresión de que hay un proceso en tu música que te lleva cada vez más a las profundidades de una electrónica elegante y experimental, pero sin abandonar los rasgos del carácter que te atribuyes.
Todo empezó de una forma quizás un poco naif, a mí me parecía que cualquier instrumento y cualquier idioma valían para hacer cualquier tipo de música. Siempre me hace mucha gracia contar que yo al principio quería hacer algo que sonara como los Arcade Fire o como Tune Yards, que era la música que escuchaba en ese momento. Y, bueno, escuchas ‘Cásala’ [autoeditado, 2014]… y ya te darás cuenta de que nada que ver. Partí de una premisa práctica: hacer música con instrumentos pequeños, para poder viajar cómoda si tocaba por ahí. Y también quería que se pudiera bailar, y desde siempre me gusta hacer beats, por eso metí el sampler desde el principio. Entonces me di cuenta de que las herramientas marcan absolutamente lo que haces. Si metes un ukelele, la música va a sonar de determinada manera. Y no digamos ya el idioma y el acento [es malagueña aunque criada en Granada]. Ya el solo hecho de cantar en español y con el acento que tengo al hablar, la música se orienta a una dirección muy concreta. No sé si debería o no debería ser así, pero así es. En el segundo disco [‘Hondo’, 2015] quise aprovechar eso conscientemente. Hice un álbum que está un 90% construido a partir de samples, para traer todos esos lugares y esos sonidos a mi música, que me parecían lugares importantes para la propia historia del folclore de Andalucía, que es en el que me crié. Entre el sampleo y el beatmaking me fui metiendo más en la parte electrónica y en el tercer disco [‘Porvenir’] ha tenido mucho peso empezar a pensar las bases y las dinámicas de una forma más autónoma. A mí me gustaría en algún momento hacer música de baile, algo más cercano al techno, que es lo que más me gusta. Quizás tenga que formar parte de otro proyecto, porque no sé si ahí cabría la voz, que por ahora es parte fundamental de Le Parody.
Destaca en tu música el tratamiento de las voces y su producción. ¿Larga vida al vocoder?
Bueno no es exactamente un vocoder, yo uso un armonizador, de un aparato muy concreto, el TC Helicon Voice Live Touch, que creo que se ha dejado de fabricar… Así que ese efecto tendrá que morir en algún momento, como casi todo lo que hago últimamente, que depende de máquinas analógicas que en algún momento dejarán de funcionar… De todas formas, volviendo a las voces, siempre les hemos dado mucha importancia y en el último disco fue lo que más tiempo ocupó. Lo digo en plural porque ahí siempre cuento con César Berzal, un productor amigo con el que grabo y trabajo toda esa parte. Podemos pasarnos días hasta dar con un efecto que nos gusta, o editando las palabras casi fonema a fonema hasta que nos suenan bien…
Lo que haces es algo… único. Por mucho que se me ocurra que tiene que ver con lo que hace Rosalía en más de un sentido (hablo de la Rosalía de ‘El mal querer’), lo que tú cultivas es difícil de encontrar en otros jardines. ¿Esta singularidad te ha complicado la vida?
Pues no sé cómo sería mi vida si hiciera algo menos singular. Tampoco es que fuera mi intención hacerlo. Yo cuando estoy haciendo música la hago que me guste a mí, pero siempre pienso que, como me gusta a mí, le puede gustar a más gente. Y no lo sé, supongo que por un lado te da, y por otro te quita. Yo no puedo adaptar mi estilo a lo que creo que se pueda llevar más, no soy capaz. Así que nunca podré averiguar cómo sería si lo hiciera distinto.
¿Cuánto te hace sufrir? La creación, quiero decir.
Al principio, mucho. Era un sufrimiento extremo. Por ejemplo, cuando terminé de componer ‘Hondo’ me metí en tal pozo de inseguridad que casi no lo publico. Pero ‘Porvenir’ no lo he sufrido nada, fue un disfrute total. Salvo los típicos atascos de no saber para dónde tirar con un tema. Y aun ahí eran atascos técnicos o estéticos que resolvía sin sufrir. Todo depende de cómo esté una y llevo ya unos con buena salud mental, crear sin sufrimiento es lo mejor que hay, es como jugar.
Aparte de vivir de su trabajo, ¿lo que más anhela un artista, aún hoy, es ser comprendido?
No lo sé, no lo sé… Yo cada vez tengo menos ego puesto ahí… Al principio sí que me hacía fantasías e ilusiones de grandes éxitos y repercusiones… A medida que me voy dedicando más a esto eso me da cada vez más igual. Yo lo que anhelo es poder seguir haciéndolo, porque es el oficio que más me gusta, hacer música, hacer fiestas. Que siga siendo sostenible, que no me tenga que buscar alguna cosa fea que hacer para ganar dinero que me quite tiempo de vivir… Esa es mi única preocupación.
¿Alguna vez te has dicho a ti misma que dejabas la música para siempre?
Pues alguna vez en alguna rabieta en algún momento difícil seguro que lo he dicho. Pero no la música, sino dedicarme a la música. Yo no creo que vaya a dejar nunca de hacer música. Llevo haciendo música desde que tengo memoria. Con juguetes, con una guitarra, con un sampler, con un ordenador… No me imagino que en algún momento pueda parar y no vuelvan a entrarme ganas de cantar o de tocar algo.
Si la actividad se reactiva alguna vez te veremos actuar en algún momento del segundo semestre del año?
¡Sí! Si todo va bien, tengo una agenda bien repleta en otoño… Casi todo lo que tenía en primavera se ha aplazado a septiembre, octubre y noviembre. Crucemos los dedos. Iré anunciándolo todo cuando se pueda. Me podéis seguir en redes como @leparody y ahí voy actualizándolo todo.
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi
ENTREVISTA A ARNAUD REBOTINI
Entrevistas“Tengo muchas facetas y me gusta moverme entre ellas. Puede que lo siguiente sea un mix de todo lo que he hecho antes, mi yo al completo, jajaja”
El hombre con el apellido más molón del universo está que se sale. Y ello, sin salir de casa. Cuando Francia declaró la cuarentena, el pasado 15 de marzo, Arnaud Rebotini puso en marcha un proyecto llamado ‘This Is a Quarantine’ que a día de hoy va ya por el octavo disco y que ha contado con el arte remezclador de gente de la talla de David Carretta, Djedjotronic, Max Durante, Miss Kittin, Christian Zanesi, Étienne Jaumet… En la base de todo, el sonido auténtico, inconfundiblemente rebotiniano, que procuran los amados sintetizadores vintage del cofundador de la banda de glorioso electroclash Black Strobe, hoy laureado compositor de bandas sonoras e inconformista productor. Hablamos con él de sus múltiples facetas musicales, conocidas y por conocer.
Lo primero, ¿cómo estás, Arnaud?
Bien, gracias.
Estos meses hemos visto una España llena de idiotas que no han respetado la cuarentena, o que se manifestaban para que se acabara el confinamiento cuando la situación aún era crítica, o que no han llevado mascarilla pese a ser obligatoria. ¿Qué tal los franceses? ¿Tenéis también idiotas allí o viven todos aquí?
Creo que idiotas hay en todas partes, también tenemos ese tipo de personas en Francia, aunque creo que se ha respetado bastante bien la cuarentena.
Probablemente esta haya sido la crisis sanitaria más política de la historia. ‘This Is a Quarantine’, tu último y ambiciosísimo trabajo, tiene un trasfondo irónico en este sentido?
No, ‘This Is a Quarantine’ no tiene una intención irónica, es más una experiencia artística, el testimonio de cómo viví las cosas durante el confinamiento, también una mirada a lo que sucedió, como el debate sobre la Cloroquina o el uso de mascarillas.
Se trata de un proyecto muy ambicioso compuesto por ocho discos e implica a grandes productores que remezclan tus temas, desde Miss Kittin hasta Max Durante o David Carretta… ¿Cómo ocurrió? ¿Una idea inicial se fue haciendo más y más compleja?
Cuando el Gobierno anunció aquí la cuarentena, lo que había venido precedido por la cancelación de todos mis gigs, sentí la necesidad de mantener un vínculo con mi público. Como estaba confinado en mi estudio decidí publicar una canción por semana. Luego pensé que estaría bien involucrar a más gente, así que comencé a preguntar a los productores que me gustan si les apetecería hacer remezclas. Y como se puede ver, la respuesta fue bastante positiva.
¿El proyecto acaba aquí o habrá más?
Tengo el plan de hacer un noveno EP para el lanzamiento de vinilo, presumiblemente en septiembre.
En este trabajo hay algunos secuenciadores ‘muy Rebotini’ y sonidos de un techno y un electro muy puros, también sonidos industriales aquí y allá. ¿Cuál fue el concepto musical del proyecto? ¿Iba de libertad total o había un plan concreto?
La idea original era justo lo que has dicho, producir algunos sonidos electro/techno con maquinaria vintage y hacer algo intuitivo y espontáneo.
He leído acerca de tu amor por los sintes vintage. ¿Cuál es la joya de tu colección y cuál el último que te has comprado?
Tengo un montón de joyas, pero ahora mismo me encanta mi Memorymoog y el Oberheim Two Voice. El último que he comprado ha sido un Prophet 5.
Toda tu carrera te describe no ya como un disidente (recuerdo el shock inicial al escuchar ‘Burn Your Own Church’, tan diferente al ‘Me and Madonna’ previo), sino como un artista que hace lo que quiere en cada momento en vez de, por ejemplo, ser fiel a un ‘sonido propio’, lo cual podría ser mucho más rentable. Esto queda muy patente, por ejemplo, en tu album ‘Organique’, que parece hecho por ‘otro Rebotini’, ¿me equivoco?
Sí, tengo muchas facetas y me gusta moverme entre ellas. Puede que la siguiente sea un mix de todo lo que he hecho antes, mi yo al completo [risas]. Lo cierto es que a menudo siento la necesidad de hacer algo diferente a la música de club.
¿Cuál es la historia detrás de ‘Organique’ y por qué lo has reeditado?
Organique fue mi primer álbum, hecho en un periodo en que estaba a salvo de las corrientes del tiempo y las modas. Así que lo hice con absoluta libertad. Lo relancé porque tiene ya 20 años y porque mi próximo disco toma muchas de las ideas que había esbozado en ese primer trabajo.
También has trabajado intensamente en bandas sonoras (de hecho, en 2018 recibiste un premio César por la de ‘120 battements par minute’). ¿Es divertido? ¿Enriquecedor?
Me encanta dedicarme a eso. Te da la oportunidad de trabajar con gente de otra disciplina artística. Para mí cada una de las veces ha sido una experiencia muy enriquecedora.
Se siente, pero soy una romántica que se niega a creer que la música es un trabajo como cualquier otro, así que ahí va eso: ¿es la creación musical un ejercicio de narcisismo o, por el contrario, es un intento de cubrir una distancia, de alcanzar el alma de las personas que escuchan?
¡Es ambas cosas, narcisismo y conexión con el otro!
¿Estás entre los que creen que habrá un antes y un después del coronavirus o piensas que todo volverá, como un muelle, a la situación previa (también en lo referente a clubes, festivales, vida nocturna, música…)?
Creo que todo volverá a como estaba antes, excepto por que nos lavaremos las manos un poco más a menudo.
Mientras tanto estás haciendo streamings desde tu estudio en Facebook. ¿Alguna nueva fecha a la vista?
Probablemente haga otro alrededor del 20 de junio.
Una masculinidad desbordante ha sido siempre tan ‘Rebotini style’ como los secuenciadores ácidos e inconfundibles de los que hablábamos al principio. Así que tres preguntas para terminar (la primera, de despiste). 1. ¿Por qué el título ‘To (Wo)Men on the Assembly Line? 2. ¿Llevas gafas de sol por la noche? 3. ¿Te quieres casar conmigo?
1. Con ‘To (Wo)men on The Assembly Line’ quise homenajear a las mujeres y los hombres que han hecho posible que el país continuase operativo durante el periodo de estricto confinamiento. Pero también a aquellos que reanudarán su trabajo en las fábricas, la construcción, el procesamiento de alimentos y los servicios que impulsarán la economía, a menudo en trabajos mal considerados y peor pagados, pero esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad.
2. No llevo gafas de sol por la noche… Lo siento.
3. Y ya estoy casado… Lo siento otra vez…
Por Yiyi Jolie
@JolieYiyi