REVIEW: THE PRODIGY «THE DAY IS MY ENEMY»

Artista: The Prodigy
Album: The Day Is My Enemy
Sello: Cooking Vinyl

The same jilted generation

Hacerse mayor es nefasto para quienes se especializaron en gritar con el torso desnudo. Envejecer puede resultar patético, si se interpreta recurrentemente el mismo papel toda la vida. Ya han pasado 6 años desde su anterior trabajo, Invaders Must Die, y el mundo no se ha detenido desde entonces. Da igual lo indiscutiblemente influyentes que fueron en la música de su tiempo y lo oportuno de su descubrimiento para toda una generación. Esta vez iban a necesitar muy buenas razones para despertar del coma.

Pero este largo silencio no ha sido inactivo. La cocina de su nuevo álbum, The Day Is My Enemy, ha requerido todo este tipo, más por aburrimiento que por afán perfeccionista. Su oscura y violenta irregularidad es fruto del clima tormentoso y los giros bruscos en su gestación. A diferencia de los eternos camaleones que saben adaptarse a las últimas tendencias y conseguir sonar contemporáneos, The Prodigy no tienen otro recurso que la obstinación. Van a lo suyo, a defender su hueco en la historia, como un anacronismo programado que se dispara de vez en cuando en clave de revival. Sin embargo, esta vez no les ha ido mal el intento. El espacio tiempo se ha plegado para hacerlos converger en una nueva realidad, rabiosa y desmotivada.

Sin modificar apenas la misma fórmula en 20 años, su música vuelve a parecer fresca e impactantemente moderna. Es muy difícil de entender. Podríamos pensar que el universo ha retrocedido para volver a estrecharles la mano. Sonar como una parodia de sí mismos -algo que les ocurrió, por ejemplo, a los The Chemical Brothers en Futher– es un peligro real, pero ellos ya están a vueltas de todo. Aunque ya no alcanza a intimidar a nadie, estrangulado por su propia pose de malote cyber punk, Keith Flint debe estar como unas pascuas con su nueva excusa para volver a recorrer los festivales de verano y pasar el sombrero.