DARKSIDE «PSYCHIC»
Artista: Darkside
Album: Psychic
Label: Other People
¡Cuidado, fuego!
Por suerte, estas incidencias hacen lo ordinario extraordinario. Si no fuera por ellas, nos moriríamos de aburrimiento. La fatalidad tiene un lado irónicamente bello. Todo incendio empieza por una chispa.
Todo descuido es fruto de un olvido y todo olvido es fruto de una distracción. Un roce inadvertido o una descarga minúscula, como un pensamiento fugaz, y pronto no tendrás escapatoria. Suele empezar en la cocina, pero puede darse en cualquier sitio donde se haya doblado el ordenado y plácido espacio-tiempo en un nudo de infortunio. Hay momentos especiales que aparecen registrados en los libros de Historia, que marcan un antes y un después en las biografía de los héroes. Tañe su lira Nerón.
Si hay materia fungible, todo incendio se propaga con una voracidad desconcertante. Nos quedamos embobados viendo crecer las llamas. Trepan por las cortinas y lamen las vigas de madera como lenguas de dragón. Antes de sentir pánico, sentimos admiración. Una fascinación fatal que nos petrifica como estatuas de sal. El fuego es un crepitar sabroso. Resulta cálidamente hipnótico, hasta que es demasiado tarde.
Desde Space Is Only Noise, Nicolas Jaar es reverenciado con toda justicia. El factor sorpresa que nos dejó atónitos entonces, ahora junto a su guitarrista Dave Harrington, ha madurado en una confirmación. Psychic nos engulle en una tridimensionalidad del sonido que se dilata en el espacio. El tiempo transcurre en otra escala a lo largo de sus ¾ de hora. Pasa de notas sostenidas a melodías sorpresivas que brotan y desaparecen. A veces te dan apoyo para sentir el peso del cuerpo y a veces te dejan caer. La voz de Jaar es abrasada, incendiaria y sensual; y la guitarra de Harrington, magma.
El fuego pasa de casa en casa calle arriba hacia el bosque. Agota el oxígeno de las habitaciones y prende el aire en nubes de luz dorada. Las paredes crujen y crepitan en una chisporroteo adormecedor. El calor funde los cristales y produce viento en la escalera. El cerebro se quema dulcemente por el oído y se consume gozoso sin oponer resistencia.