THE KNIFE «Shaking the habitual»
Artista: The Knife
Album: Shaking the habitual
Label: Rabid Records
Popterror
Los hermanos Dreijer (Karin y Olof) jamás nos lo han puesto fácil. Su carrera se ha construido a la inversa de lo esperado. Nunca pretendieron resultar simpáticos y posiblemente tampoco esperaban ser queridos. Huidizos y malrolleros, como unos niños criados por lobos en los bosques de Escandinavia, iban a lo suyo sin rendir cuentas. Cuando los Grammy de 2007 los encumbraron a la categoría de superestrellas, es de suponer que no se alegraran demasiado y que se llevaran un buen susto.
Bajo el nombre Fever Ray, Karin emprendió una carrera en solitario que parecía en gran medida involuntaria. Pocos pudieron tomar en serio la justificación que daba a la pausa creativa de The Knife. Al ser preguntada sobre Olof, respondió que su hermano se había tomado una temporada libre para preparar una ópera que le había encargado una compañía teatral danesa, que trataría la épica de Charles Darwin durante el desarrollo de su teoría sobre el origen de las especies y que en ese momento estaba en la Amazonia haciendo grabaciones de campo… sonaba a cuento de los hermanos Grimm.
Ni Fever Ray fue el pasatiempo de un segundo plato, ni a Olof se le había ido la pinza. Cuando oímos por primera vez la ópera “Tomorrow, in a year” nos pareció violentamente bella. Aquel trabajo puso sobre la mesa mucha experimentación que ahora vemos aplicada a “Shaking the habitual”. Si The Knife podían ser considerados como pop electrónico, ahora han afilado la cuchilla para cortar orejas. Ya no es posible amar su música sin desarrollar un callo en el tímpano, ni saborear los cristales rotos sin que sangre la lengua.
A pesar de sus complejas y mal encaradas producciones, siempre albergamos la esperanza de que, en algún hueco de sus discos, nos mostraran una tímida sonrisa. Pues bien, esa sensación se ha volatilizado inmediatamente después de escuchar el último. Parece que estos hermanos no volverán a sonreír nunca más. Si antes creíamos que la ironía y la mala leche que exponían eran parte de su peculiar sentido del humor, ahora ya no hay rastro de eso, ni un ápice de licencia amable, ni guiño repelente, ni pellizco al lóbulo.
Ahora son unos terroristas de lo preconcebido. Su música tiene la particularidad de crear un universo propio, extraño, agresivo y chirriante. Es dura de roer, pero agradecemos enormemente que hayan vuelto a hacerlo y se encuentren en tan buena forma. Necesitamos obras de este tipo para relativizar todo lo demás.
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