Artista: Niet!
Álbum: Humillación
Label: HyperSunday Records
Fecha de lanzamiento: 7 de mayo 2020
Zona de exclusión
Siempre he admirado el arte, con enorme respeto. Me parece una forma sublime de la creatividad, algo así como una virtud en los humanos heredada de los dioses. Aunque no todas las obras maestras que observo me despiertan esa sensación -que es subjetiva e impredecible-, como no todas las cosas que me emocionan conmueven a los demás.
La etiqueta de artista es una convención social, una guirnalda que el jurado de la industria de la cultura da a determinadas personas, facilitándoles dedicarse a crear obras a tiempo completo. “Persigue tus sueños” o “escucha a tu corazón” son consejos frecuentes en boca de artistas que sufrieron para alcanzar ese status y ahora fingen renegar de la fama. Puedes estar convencido de tu talento, creer en él incondicionalmente, pero eso no basta. Tu fe ciega no te garantiza el reconocimiento de los otros. Necesitas también ser obstinado, porque solo la tenacidad te permitirá atravesar ese muro de piedra con tu cuerpo.
Siempre he admirado la motivación de la creatividad genuina, que impulsa a la gente a buscar formas de expresión no convencionales, a bailar con los ojos cerrados, a componer en silencio, a producir artefactos únicos y personales, contra todo pronóstico, sin esperar otra recompensa que la fortuita conexión con alguien de sensibilidad similar, la ilusión de una persona desconocida a quien tocarle la fibra, con quien compadecerse, para apagar juntos la sensación de mutua soledad. Pienso en poetas malditos que no pueden parar de escribir, aun ahogados por el desánimo, guiados por una tenue corazonada de felicidad.
Niet! no es solo una artista auténtica -aunque alguna vez ella misma lo haya puesto en duda, como un explorador que, en un ataque de modestia, se considerara un simple turista-, también es una estrella por descubrir. En «Humillación», su tercer disco, se desnuda de una forma sin precedentes, con la mirada existencialista de quien todavía se pregunta cuál es su lugar en el mundo.
Enriquecer las melodías crudas con contenidos profundos tiene doble mérito, ya que los músicos no suelen ponerse a filosofar con las manos extendidas sobre el teclado de un sintetizador. Pese a todo esto, no es un álbum autobiográfico. No se recrea en recuerdos, sino en percepciones y sensibilidades, con un punto reflexivo, a mitad camino entre el desconcierto y la autoafirmación.
En los temas de “Humillación” la parte lírica gana protagonismo, es más significativa y menos ornamental. Cantar en su lengua materna -Niet! lo hace por primera vez- le permite perfilar las ideas con más definición, usando una línea sensible, ahora fina, ahora gruesa, trazada con la agilidad de un calígrafo japonés. Como una juguetona voz interior -canta, susurra, declama- que improvisa un monólogo introspectivo, Niet! divaga entre los sonidos atmosféricos, ensimismados, saltando de un pensamiento a otro, sin garantías de ser comprendidos o respaldados.
La belleza cotidiana de este disco es honesta. Tan oportuna, tan a tiempo, que puede hacerte creer llevar siglos esperándolo, como cuando te cruzas con una cara familiar en la multitud y ambos os miráis con reconocimiento.
Por Emilio Ferrer.