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Si hablamos de cine, no podemos hacerlo solo destacando elementos como pueden ser la dirección, el guion o el elenco. El cine es pura emoción; es sorpresa, miedo, alegría, tristeza… Y hay que destacar un componente fundamental en la producción de un film: su música.

La banda sonora puede influir en nuestros sentimientos y emociones. Ambientar la historia en determinados momentos, a través del tiempo o del espacio, o darle identidad a un personaje, sin olvidarnos de la importancia del silencio. Es una herramienta psicológica que enfatiza la imagen para abordar la sensibilidad del espectador. En definitiva, la banda sonora es el broche de oro en una producción cinematográfica. Es trabajo del compositor dar carácter, y es trabajo del compositor llevarla a cabo.

He bautizado esta playlist con el nombre de “Cinematic Emotion”, en la que he hecho una selección de las bandas sonoras más influyentes en el transcurso de mi vida hasta la fecha, ordenadas cronológicamente. En ella no solo encontraremos los temas principales de una banda sonora; escucharemos piezas que sirven a modo de prólogo, leitmotiv, clímax o epílogo. Emociones en forma de música.

Por Adrián Gázquez (Omega dB)

Cover 'Chapter Four' de OMEGA dB

Artista: OMEGA dB
Album: Chapter Four
Label: CremaCaffe Records
Masterizado por Javier Pérez Rodríguez (Resonance)
Fecha de lanzamiento: 23 de abril 2020

Tracklist

  • Bird Flight
  • Hope Is A Waking Dream
  • The Smell Of Rain
  • The Wind Whispers
  • No Going Back
  • Between The Clouds (interlude)
  • The Rising
  • Redemption

La nostalgia es un lugar peligroso. Un cuarto cálido, mullido e insonorizado donde es fácil dormirse. Es fácil acurrucarse para mirar adentro y mirar atrás, en los recuerdos complacientes de las cosas que nos construyeron tal cual somos ahora. Acariciar los objetos que nos emocionaron, como un caballito tallado en madera escondido en la ceniza de un alto horno.

La evocación es un ejercicio de aprendizaje. Miles de horas dedicadas a adiestrar nuestras capacidades en el simulador de vuelo, a acoplar el módulo espacial con la destreza de Cooper mientras gira en un endiablado torbellino centrífugo. Las valiosas horas frente a la pantalla, visualizando películas que nos enseñaron a vivir y a comportarnos, que despertaron sentimientos desconocidos en el fondo de nuestra personalidad y activaron nuestras neuronas espejo.

Recorrer la evocación desde la nostalgia debe conducir ineludiblemente al homenaje. El homenaje es el noble obsequio que rendimos a nuestros maestros, nuestros padres fundadores. Ese es el viaje emocional que condujo a OMEGA dB hasta “Chapter Four”, su tributo personal a Vangelis, Mike Oldfield, Hans Zimmer o Wendy Carlos. Esas bandas sonoras que admira, que componen un legado del que se siente orgulloso y tan celosamente protege, como la memoria de HAL 9000 mientras canta Daisy, Daisy.

Retrato de OMEGA dB

Foto: Sergi Iracheta

Artista: Omega dB
Album: Utopian Reality EP
Label: Sofa Tunes

Панорама

Se resistió, pero se durmió enseguida, apagando la Go Pro de un manotazo.

Después de saltar la verja, de dejarse caer sobre la nieve cuan largo era, como una estatua de Lenin derribada de su pedestal por una multitud con cuerdas, rompiéndose contra el empedrado, con el estruendo de una campana de bronce.

Después de una carrera por el lodazal del descampado, entre las ruedas embarradas de los camiones y las pilas de mallazo, escurriéndose por el andamiaje cubierto de lonas rasgadas, despistando a los vigilantes, que amenazaban con sacar el arma desde la garita, y sus sabuesos, que no paraban de ladrar.

Luego de bajar la escalera de cemento, girando en cada rellano de un salto, golpeando con la palma los tablones de obra de la barandilla, uno tras otro, los 75 pisos desde la azotea de la torre Mercury.

Antes se había descolgado por la escalerilla interior de la grúa, embestido por el viento gélido, agarrándose al metal desde el extremo de la polea, el pico del águila, la punta de lanza, la cumbre de la construcción más alta de Moscú.

Fue allí cuando la abrazó por última vez, cuando la oyó gritar al perder pie, cuando se escurrió entre la estructura metálica, precipitándose al vacío, sin soltar el palo de selfie.