LEYLAND KIRBY «SADLY, THE FUTURE WAS NO LONGER WHAT IS WAS»
Artista: Leiland Kirby
Album: Sadly, the future in no longer what it was
Label: History Always Favours The Winners
Efemérides del mañana
Aunque no veamos con claridad las dimensiones de sus errores, sabemos bien que este no es un mundo perfecto. Cualquiera de nosotros podría sentir nostalgia hacia una humanidad civilizada que, en realidad, nunca ha existido plenamente, ensombrecida por injusticias, irresponsabilidades y promesas incumplidas. Una a una, la historia ha dado la espalda a las utopías y el presente retoza con frecuencia en el fango del horror. En un mundo como el nuestro, de comida rápida y politonos para el móvil, no hay cabida para un disco (en realidad tres) como este. Prácticamente nadie dispone de tiempo, dedicación y voluntad para sumergirse en su universo prodigioso. ¿Podemos albergar esperanza en una época en la que lo sublime aburre?
Olvidémonos del romanticismo de la belleza implícita en la cosas tristes. Sadly, The Future Is No Longer What It Was es fruto de la tristeza y la decepción, pero está impregnada de un optimismo visionario. No es una obra sombría, atormentada o crepuscular, sino que anticipa las primeras luces de un nuevo amanecer. Es alba pura. Poco acostumbrados a la honestidad en la música diaria, no deja de sorprendernos la humilde sinceridad de esta obra, espartana, intimista, comedida y profusamente hermosa. Ni siquiera la monumentalidad de su largísimo metraje denota soberbia, inmodestia, pedantería o falta de autocontrol, aunque posiblemente todos estos defectos puedan ser reprochados a Kirby aportando pruebas sobre la mesa. Aparentemente, absolutamente todo aquí viene justificado por los avales de la magnificencia y la discreta épica heroica de las cosas menores.
Si el futuro siempre nos coge desprevenidos, en esta ocasión adopta una forma inquietantemente clásica y atemporal. Pasado, presente y futuro se integran en un fluido ambiental que recorre el espacio con la mirada. Estamos tan necesitados de que la cultura nos ofrezca objetos verdaderamente maravillosos, que nuestro propio anhelo de esperanza tal vez nos traicione adorando falsos mesías en un ciego acto de fe. Si este disco es lo que deseamos que sea, sólo el tiempo lo dirá. Es demasiado pronto. Tal vez su incómoda exquisitez sea revalorada con el tiempo, o tal vez nadie lo haya sobrestimado en exceso desde el principio y acabe en el olvido de las obras demasiado grandes para ser permitidas. Sea o no la obra maestra que algunos ven en él, podemos sentirnos orgullosos de que productos como este vean la luz, a contracorriente, floreciendo entre los escombros de nuestras imperfecciones y constituyan el legado de la humanidad entera al universo.
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